Ante todo el chocolate es un manjar goloso. Por ello se han realizado
numerosos estudios sobre sus efectos. Por ejemplo se habla de
adicción o de "chocoholismo" en Francia, si bien
ningún estudio serio ha demostrado una dependencia de hecho.
El chocolate es particularmente energético porque contiene
muchos glúcidos y lípidos : 500 Kcal por cada 100
gr (550 Kcal en el chocolate de leche). 100 gramos de chocolate
negro aportan una cuarta parte de las necesidades medias diarias
de una mujer, que son del orden de 1.800 a 2.000 Kcal/día.
La vitamina E y sobre todo los flavonoides (catéchines
y epicatéchines) permiten mejorar la densidad e hidratación
de la piel así como la fotoprotección al aumentar
la circulación sanguínea a nivel cutáneo.
Los flavonoides contenidos en el chocolate hacen bajar la presión
arterial, lo que es beneficioso para el sistema cardiovascular
en general, las arterias y la hipertensión. Sin embargo
el fuerte contenido calórico del chocolate puede aumentar
el riesgo de obesidad y contrarrestar por ello este efecto por
lo que se recomienda su consumo con moderación.
El ácido esteárico, contenido en la manteca del
cacao, es el único ácido graso saturado que no aumenta
el colesterol malo. Así, a pesar del grado de saturación
de la manteca de cacao, el chocolate induce muy poca arterioesclerosis.
Además los flavonoides descritos más arriba tienen
efectos antiinflamatorios que limitan la hipertensión.
Los chocolates de calidades inferiores son mucho menos sanos porque
utilizan para su fabricación otras materias grasas de costes
más bajos. Los
taninos, el flúor y los fosfatos contenidos en el cacao
tienen propiedades "anti-caries" y compensan su fuerte
contenido en glúcidos.